MEDELLIN-. Sábado 9 de Septiembre 2017:

Pocos minutos en el Olaya Herrera de Medellín bastaron para que el Papa Francisco se “vistiera de antioqueño».

Estaba recién llegado, luego del viaje de 40 minutos en vehículo que tuvo que hacer desde la base aérea de Rionegro hasta la terminal aérea de Medellín por condiciones climáticas, cuando las autoridades se alistaron para darle la bienvenida al máximo jerarca de la iglesia católica y honrarlo con varios regalos.

Primero fue el Gobernador Luis Pérez quien lo saludó y le estrechó la mano antes de entregarle una carta en la que le hacía una petición por los campesinos colombianos.

Luego el turno fue del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez Zuluaga, quien recibió al Sumo Pontífice y le entregó un poncho y un carriel jericoano con las instrucciones de uso del caso.

Luego la primera dama de Medellín, Margarita María Gómez, le regaló al Papa Francisco un tradicional sombrero aguadeño que el Sumo Pontífice recibió con humildad y alegría y que lució por unos instantes.

Los saludos protocolarios terminaron y el Papa Francisco se subió al papamóvil para continuar su recorrido hasta el altar ante la alegría e incredulidad de más de un millón de feligreses.

La imagen quedó para el recuerdo: el primer papa latino de la historia se llevó, quizás, los tres símbolos más autóctonos de esta tierra enclavada entre montañas que labraron los arrieros.

Así empezó su discurso:

‘Hechos de no violencia y reconciliación’ pidió el Papa a colombianos

En su homilía en Medellín, llamó a “dejar apegos y comodidades”, y pidió no excluir a nadie.

Buscar la renovación de la Iglesia en Colombia y enfocar todos los esfuerzos en la búsqueda de la paz y la reconciliación en el país, fue el llamado del papa Francisco durante su homilía en la misa campal celebrada en el aeropuerto Enrique Olaya Herrera de Medellín.

Ante más de un millón de personas, que lo recibieron y lo aclamaron emocionadas, Francisco afirmó que en el país hay muchas situaciones “que reclaman de los discípulos el estilo de vida de Jesús, particularmente el amor convertido en hechos de no violencia, de reconciliación y de paz”.

Su discurso, enfocado en la necesidad de formar mejores “discípulos de la Iglesia”, tenía como objetivo hacer un llamado que quienes hacen parte del catolicismo, y los cristianos en general, a evitar el apego excesivo a las normas y doctrinas que terminan por deformar la verdadera misión de la Iglesia.

El papa habla sobre la interpretación rigorista de la ley

“Es de suma importancia que quienes nos decimos discípulos no nos aferremos a cierto estilo, a ciertas prácticas que nos acercan más al modo de ser de algunos fariseos de entonces que al de Jesús”, señaló el sumo pontífice.

Agregó que no basta con quedarse en hacer “lo correcto”, sino en ir más allá a través de tres conceptos “volver a lo esencial, renovarse e involucrarse”.

El sumo pontífice explica lo que significa ser un discípulo.

“La relación con Dios no puede ser un apego frío a normas y leyes, ni tampoco un cumplimiento de ciertos actos externos que no llevan a un cambio real de vida. Tampoco nuestro discipulado puede ser motivado simplemente por una costumbre, porque contamos con un certificado de bautismo, sino que debe partir de una viva experiencia de Dios y de su amor”, explicó.

El papa habló sobre la necesidad de hechos de paz en Colombia.

El Papa hizo énfasis en la necesidad de la renovación de la Iglesia para que sea, según sus palabras, “zarandeada” y deje “sus comodidades y sus apegos”. “La renovación supone sacrificio y valentía, no para considerarse mejores o más pulcros, sino para responder mejor al llamado del Señor”, dijo.

También insistió, como lo ha hecho en intervenciones anteriores, en la obligación que tiene la Iglesia católica de no excluir a nadie, sino, por el contrario, abrirse a todos los que deseen acercarse a ella.

«La iglesia no es nuestra, es de Dios. Todos tienen cabida».
“No podemos ser cristianos que alcen continuamente el estandarte de ‘prohibido el paso’, ni considerar que esta parcela es mía, adueñándome de algo que no es absolutamente mío. La Iglesia no es nuestra, es de Dios; Él es el dueño del templo y del sembrado; todos tienen cabida, todos son invitados a encontrar aquí y entre nosotros su alimento”, subrayó

Foto cortesía Alcaldía de Medellín para Revista EXPECTATIVA.

 

 

 

 

 

 

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