Ing. Civil Oscar Luis Gomez Negrette

Esp. Gerencia de proyectos

Este artículo pretende ofrecer y compartir con la comunidad algunas reflexiones de su autor sobre la movilidad urbana sostenible en las ciudades y toma como caso de estudio la ciudad de Montería.

Aborda, sucesivamente, los temas siguientes: i) una aproximación conceptual que dé cuenta del paso del transporte a la movilidad urbana sostenible intentando dar una definición de aquella; ii) la concepción de movilidad y la movilidad urbana sostenible en la ciudad de Montería y su inclusión dentro del plan de desarrollo municipal. Finalmente, y a manera de conclusión, se exponen los principales proyectos de mejora de la malla vial en la ciudad de Montería, los cuales, con una orientación a la movilidad sostenible permiten el desarrollo económico y social de la capital del departamento de Córdoba.

Concepciones sobre el transporte y la movilidad

Para iniciar, hay que señalar que el siglo XX fue decisivo para la urbanización del mundo y en esto, tuvo mucha incidencia los procesos económicos, sociales, culturales y políticos como la globalización, los cuales, sumados al crecimiento demográfico, principalmente de los países en vía de desarrollo como el nuestro, ocasionaron el crecimiento y consolidación de las ciudades. No obstante, el rápido crecimiento urbanístico contrastó con la lentitud con la que los estados intentaron responder a las nuevas demandas de la ciudadanía.

Las ciudades, entonces, se transformaron, enfrentaron la sobrepoblación, las formaciones periféricas y la metropolización, presentando una estructura con un trazado diversificado, polinuclear, con altos índices de degradación ambiental e inseguridad interna (Benévolo, 2003). Todo esto trajo como consecuencia el desorden del espacio urbano, el deterioro de la arquitectura y del espacio público, el debilitamiento de los vínculos entre las comunidades y el éxodo a la periferia de muchas personas (Asher, 2004). Las ciudades son cuerpos dinámicos. Así existan lugares parecidos y las personas enfrenten problemas similares, las ciudades nunca van a ser iguales, ni siquiera al interior de un mismo país. Aquí, es pertinente indicar que existe un factor que debe ser tenido muy en cuenta, y es que, año tras año, una gran cantidad de

personas se desplaza desde los sectores rurales, por diferentes motivos, hacia las ciudades (Rojas, 2008).

Así pues, los desplazamientos al interior de las ciudades y desde éstas hasta otras regiones comenzaron a ser fundamentales. El transporte surgió, entonces, como un elemento clave para el desarrollo urbano (Rojas, 2007). Sin embargo, la llegada del nuevo siglo xxi, trajo consigo nuevos desafíos frente a los cuales el concepto de transporte no logró dar respuesta a los problemas financieros de la mayoría de las ciudades, la socialización de los problemas ambientales, los grandes trancones y la humanización de la gestión urbana (Rojas, 2007). Así pues, poco a poco, se ha asistido al paso de un enfoque en términos de transporte a uno en términos de movilidad de personas. Cabe indicar que el cambio de perspectiva que significa pasar de un enfoque en términos de modos de transporte o de movimiento de vehículos y de infraestructuras necesarias para que aquellos se den en una ciudad como Montería (transporte público, carro individual, bicicleta, moto, marcha a pie, otras) a un enfoque de movilidad de personas que se interesa por los movimientos de individuos en Montería es más que un cambio de palabras. Significa, en realidad, en términos de Pierre Muller (2010), un “cambio de referencial sectorial y la construcción de un bien público complejo que, en última, implica un cambio de referencial global, es decir, de ‘proyecto de ciudad” (Borja, 2001)1.

Del transporte a una movilidad urbana sostenible

En una aproximación conceptual a la movilidad urbana sostenible del transporte en su concepción más elemental, el transporte es la denominación dada al desplazamiento de personas y productos. El de personas es llamado transporte de pasajeros y el de productos, transporte de carga. El termino transporte urbano es utilizado para designar los desplazamientos de personas y productos dentro de las ciudades (Rojas, 2005). El transporte urbano puede ser clasificado en tres tipos: el primero es denominado privado o individual, en donde los desplazamientos son

realizados en un vehículo particular. El segundo es denominado público, colectivo o masivo, cuya característica principal es el desplazamiento simultáneo de grandes volúmenes de pasajeros a lo largo de corredores con elevada densidad de demanda. Otro elemento importante es que puede incluir uno o varios modos de transporte, integrados o no, que se complementan. El tercer tipo es denominado semipúblico, en donde los desplazamientos son realizados en vehículos de características intermediarias entre el primero y el segundo grupos, como es el caso de las van (Ferraz y Torres, 2001).

Las ciudades están compuestas por un sistema de reproducción y uno de transporte. Ese sistema de transporte se vale de dos modos principales: no motorizados y motorizados. Dentro de los motorizados, está el transporte público, en el cual el servicio puede ser clasificado como masivo, cuando se utilizan metro, tren o Bus Rapid Transit –BRT–, y el colectivo, cuando son utilizados buses convencionales (Rojas, 2005). Es importante aclarar que el BRT funciona utilizando vehículos de alta capacidad, con facilidades de acceso para los diferentes tipos de usuario y usando tecnologías limpias. Para aumentar la velocidad de desplazamiento, los buses circulan por vías exclusivas y se detienen solo en paradas fijas. Preferiblemente, los diferentes servicios que lo componen deben estar integrados física y tarifariamente. Cuenta con sistemas de información y orientación a los usuarios. Adicionalmente, emplea diferentes herramientas tecnológicas para garantizar el correcto funcionamiento del sistema, tal es el caso del sistema integrado de transporte que se implementará en la ciudad de Montería. Por su parte, el transporte colectivo es la denominación del servicio en donde principalmente se utiliza buses o microbuses para el desplazamiento de las personas. Cuenta con la existencia de vehículos de varios tipos, tamaños y tecnologías, junto a una amplia variedad de esquemas operacionales (Rojas, 2005).

Ahora bien, como se puede evidenciar, la fuerza del transporte está solo en la capacidad de llevar personas de un lado a otro. Así, se construye una relación independiente con el entorno, bastante técnica, que tiene como consecuencia que se dé una ruptura con las nuevas necesidades de las personas.

Movilidad

En lo que respecta al concepto de movilidad, este es amplio y complejo. Introduce una serie de variables que van más allá de los desplazamientos. A diferencia del transporte, la movilidad aborda no solo infraestructura y vehículos, sino que incorpora condiciones sociales, políticas, económicas y culturales de quienes se movilizan (Arrue, 2009, citado en Dangond et.al, 2011). Aunque las ciudades se alimentan, cambian y se reproducen a partir de la movilidad de sus habitantes, la construcción de este concepto no ha sido simple. Por el contrario, existen varias aproximaciones con significados y abordajes diversos. La Comisión de Comunidades Europeas,

en el Libro verde Hacia una nueva cultura de la movilidad urbana (citado en Dangond et.al, 2011)., sostiene:

un nuevo concepto de movilidad urbana supone aprovechar al máximo el uso de todos los modos de transporte y organizar la “comodalidad” entre los distintos modos de transporte colectivo (tren, tranvía, metro, autobús y taxi) y entre los diversos modos de transporte individual (automóvil, bicicleta y marcha a pie). También supone alcanzar unos objetivos comunes de prosperidad económica y de gestión de la demanda de transporte para garantizar la movilidad, la calidad de vida y la protección del medio ambiente. Por último, significa también reconciliar los intereses del transporte de mercancías y del transporte de pasajeros, con independencia del modo de transporte utilizado. (2007, p. 4).

Montería y la movilidad urbana sostenible

Rogers (2000), citando a Bouling (1966), llama la atención sobre el acelerado proceso de consumo que se generaliza en el mundo. El ritmo de consumo de los recursos naturales supera de lejos la capacidad natural de la tierra de recuperarse y producirlo de nuevo. Las ciudades, entonces, ejercen una presión muy fuerte sobre el medio ambiente, debido principalmente a su crecimiento descontrolado y la demanda de sus habitantes por espacio físico, materias primas y productos alimenticios, entre otros. En este ambiente, durante años, ciudades como Montería, se desarrollaron sin planeación, buscando solo satisfacer las necesidades inmediatas.

Luego el desafío,es transformar las ciudades actuales en lugares sostenibles y corregir las situaciones críticas para garantizar recursos para las generaciones futuras. “Para alcanzar esta meta, debemos planear nuestras ciudades para que puedan gestionar su utilización de recursos según nuevas formas de planificación globalizadora” (Rogers, 2001, p. 30). En este contexto, surge el concepto de movilidad urbana sostenible entendida como “el resultado de un conjunto de políticas de transporte y circulación que buscan proporcionar el acceso amplio y democrático al espacio urbano, a través de la priorización de los modos no motorizados y colectivos de transportes, de forma efectiva, socialmente inclusiva y ecológicamente sostenible, basado en las personas y no en los vehículos” (Rojas, 2008, p. 49). Al proponer que se incluya en la agenda política, se reduzca al máximo la generación de viajes motorizados, se busquen alternativas innovadoras para abordar la circulación vehicular, se desarrollen medios alternativos de transporte, se priorice el transporte público y se reduzcan las tarifas (Rojas, 2008), este abordaje amplío de la movilidad permite la inclusión de variables dirigidas a garantizar los desplazamientos de las personas y el acceso al espacio urbano, pero reduciendo o poniendo límites a su impacto en el medio ambiente.

No obstante, para lograrlo, la cultura ciudadana, la priorización de los peatones, la recuperación de zonas verdes y espacio público y la transformación de la movilidad urbana son herramientas fundamentales (Rojas, 2008). Otro aspecto importante, es la cultura ciudadana, lo cual, a partir del respeto a las normas, no en función del castigo sino de la construcción de comunidad, contribuye con la reducción y prevención de los accidentes de tránsito, la promoción del uso responsable y sostenible del carro y la moto y el correcto uso de los medios de transporte.

A manera de conclusión, el transporte, entonces, ha sido un factor determinante para la planeación y gestión de las ciudades en el momento en que éstas tenían dinámicas determinadas por la relación origen-destino y la infraestructura para conectar uno y otro. Sin embargo, el concepto de movilidad surge en la medida en que los desafíos urbanos incluyeron un número amplio de variables que buscaban garantizar el acceso al extenso y democrático espacio urbano. Ahora bien, partiendo de que Montería al igual que las ciudades de América Latina,enmarcadas en procesos de desarrollo similares, está recorriendo un camino en el tránsito del transporte a la movilidad. Las dificultades técnicas, políticas, administrativas y culturales no han sido determinantes para que el proceso esté surtiendo los resultados esperados. Montería es el claro ejemplo de cómo el transporte puede incorporarse a la movilidad como eje transversal del desarrollo urbano.

Como muestra de lo anterior, debe decirse que solo en el año anterior (2016), las condiciones de vida y movilidad de más de 20.000 habitantes de estrato 1 y 2 de Montería mejoraron con la pavimentación de vías en diferentes barrios por más de $ 9.700 millones. Estas obras consistieron en dos proyectos que se ejecutaron y consistieron en pavimentación en concreto hidráulico de gran parte de la malla vial de los barrios Santafé, Juan XXIII, P5 y Villarreal, en la cabecera urbana de Montería.

En el primer proyecto se invirtieron $ 5.514 millones para pavimentar 13 calles del barrio Santafé, beneficiando a más de 5.000 habitantes de estrato 1 de este sector de la capital cordobesa.

En la obra que fue ejecutada en un 100%, se generaron 100 empleos para habitantes de la zona. Cabe anotar que gracias a este proyecto volvieron las rutas de buses de servicio público a este sector, pues anteriormente, debido al mal estado de las vías se encontraban suspendidas.

El segundo proyecto tuvo una inversión de $ 4.278 millones para la construcción de pavimento de concreto hidráulico de los barrios Juan XXIII, P5 y Villareal, beneficiando a más de 15.000 habitantes.

Gracias a estas obras, los ingresos de los habitantes se mejoraron, ya que anteriormente se veían afectados los negocios puesto que el mal estado de las vías no permitía un dinamismo económico en el sector. Con las obras realizadas, se mejoró el estado de movilidad de los peatones en la zona con la construcción de andenes y también se mejoró la movilidad en el municipio de Montería.

La mejora en la calidad de las vías de los barrios mencionados, les permite a sus habitantes conectarse con los centros educativos y productivos, reducir los tiempos de desplazamiento o poder transportar los productos que generan, mejorando el nivel de vida de las personas.

Referentes Bibliográficos

Asher, F. (2004). Los principios del nuevo urbanismo. Madrid: Alianza.

Benévolo, L. (2003). Historia de la arquitectura moderna. Ed. Taurus Ediciones.

Dangond, et al. (2011). Algunas reflexiones sobre la movilidad urbana en Colombia desde la perspectiva del desarrollo humano. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.

Ferraz, A.y Torres, I. (2001). Transporte público urbano. São Carlos: RiMa.

Rogers, R. (2001). Ciudades para un pequeño planeta. Barcelona: Editorial Gustavo Gili.

Rojas, F. y C. García (mayo de 2005). “El transporte público en Curitiba y Bogotá”. Revista de Ingeniería 21, Universidad de los Andes, 106-115.

Rojas, F. (2007). “Mutaciones urbanas”. Memorias II coloquio de profesores de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Pontificia Universidad Javeriana.

Rojas, F. (2008). “Movilidad urbana sostenible”. 1er Congreso de Ciencia Política. Universidad de los Andes

 

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