Crónica.

MONTERIA CORDOBA-. El deporte del boxeo colombiano tuvo sus buenas épocas como lo fueron las de 1960 – 1970 – 1980 – 1990  y parte del 2000, con grandes boxeadores tanto en lo aficionado como en lo profesional, en el amateurismo conquistaron preseas doradas, de plata y bronces en justa internacionales, hasta en los Juegos Olímpicos, al llegar la era dorada del boxeo como le decían los narradores y comentaristas de antaño «El deporte de las narices Chatas», hubo bueno y extraordinarios boxeadores en la rama profesional con unos palmares envidiables que tenían que llegar a acumular más de 60 a 70 peleas profesional para poder conquistar un título suramericano, centroamericano y mundialista, la mayoría llegaron a disputarlo no llegaron ser campeones mundiales unos porque en los fallos de los jueces les «robaban» la pela, otros perdían por decisiones, tenían que noquear al adversario para poderla ganar, otros fallos localistas y así.

No doy a conocer la mayoría de esos gladiadores porque es extensa, pero si fueron bueno y muy buenos sacando la casta sinuana donde iban a pelear dejando en alto el nombre de ser buen cordobés, ejemplo de ellos nuestro primer campeón mundial Miguel Lora Escudero, quien en 1977 se da conocer como el mejor boexeador en la categoría aficionada en un torneo nacional realizado en San Andrés Islas, fue el más técnico d ese entonces y el 9 de Agosto de 1985 se corona Campeón Mundial de la AMB ante Daniel Zaragoza, en los Estados Unidos.

Hoy traigo a colación el tema de nuestros grandes deportistas que ha dado Colombia, unos han llegado la cúspide de su carrera deportiva, otros solo se han quedado a la vera del camino, otros han sido campeones mundiales en este deporte del boxeo, muchos de ellos no han llegado por la falta de recursos económicos, otros por no contar con buenos consejeros y otros por la indisciplina y otros que no han sabido manejar la fama, lastimosamente han caído  o se han dejado atrapar del mundillo del vicio, pongo de ejemplo a Antonio Cervantes «Kid Pambelé» uno o mejor el mejor Campen del Mundo en su categoría, pero más pudo el maldito vicio que botó todo lo que ganó en la parte económica, pero gracias a Dios entró al camino del bien y ahí está juicioso viviendo al lado de sus familiares en Cartagena.

En el caso de Amancio Castro, nacido en la región del Bajo Limón Municipio de Moñitos Córdoba, región costanera del Mar Caribe, el hijo de Andrés Castro con Alejandra Padilla Yepes, se dedicó a practicar el deporte del boxeo en esa región, pero de mucha temprana edad su padre se lo trajo a Montería para que le ayudara a vender plátano en el antiguo mercado de esta ciudad, su padre se conoce con Susana Ramos Julio, quien tenía un Restaurante conocido con el nombre de «Doña Susa», ahí ella se encariña con el muchacho o sea Amancio, lo toma como hijo adoptivo, lo cría y este se levanta en ese ambiente o mejor e ese entorno del restaurante, pero Amancio si no hacía dos peleas diarias con los niños de su época no estaba tranquilo, no quería estudiar sino dar puños a la lata a pesar de llevar varias zumbas (pencas) le pegan unas limpias de mamita y padre mío, pero que va a Amancio esas limpias como que no le dolían, porque desde muy pequeño ya demostraba que lo suyo era pelear, es cuando lo llevan al gimnasio de boxeo  de la circunvalar, se lo entregan a un entrenador que se llamaba «El Mono» Giña, el Mono Higgins, padre de Enrique quien conquistó un título mundial, pues bien Amancio siendo un niño se calza por primera vez unos guantes de verdad, porque antes lo hacía a puño limpio o mejor a mano pelada, otras veces se enrollaba trapos en sus puños para pelear, ahí en el gimnasio Amancio fue entrenando hasta llegar ser buen boxeador en el amateurs, conquistó muchos triunfos y preseas doradas, plata y bronce, al dar el salto al profesionalismo ya su nombre era conocido en el mudo del boxeo nacional, es cuando un 25 de Abril de 1983, Amancio le gana a Antonio Cervantes «Kid Pambelé»  la pelea por decisión efectuada en la Plaza de Toros de Cartagena y ahí empieza a conocerse el nombre de Amancio Castro en el ámbito internacional y sigue peleando por todas partes Amancio, hasta llegar a conquistar un título mundial de la AMB contra el mexicano Miguel Aceves, pelea realizada en Montería en el Coliseo «Happy» Lora, el fallo fue empate, en una pelea que ganó el crédito cordobés por decisión, porque los empresarios así lo quisieron para que fuera otra pelea en México para definir el verdadero campeón, en México también le «robaron» la pelea a Amancio.

Amancio, es firmado por unos manejadores en Estados Unidos, arman una pelea Mundial por otra Organización y se hace «Campeón Mundial», llega a Colombia y a su tierra cordobesa luciendo el fajín que lo acreditaba «Campeón del Mundo», en se entonces estaba bien organizado con familia y todo, pero de un momento a otro cae en la vida mundana, diversión fuera de lo normal, mujeres, vicios, se deja atrapar de la drogadicción, que dejó los ensogados por el maldito vicio, hasta llegó tocar fondo, casi volviéndose un «desechable» que al verlo por las calles infundía terror, daba miedo por su estado que produce  la maldita droga, cuando estaba así sus ojos se le querían salir, se convertía en un «demonio» y hasta lanzaba palabras fuera de lo común, no estaba normal, era otro, un ser «peligroso».

Pero más vale el poder de Dios, es cuando su hijo Amancio David Castro Montero, estudia una carrera universitaria, se convierte en un profesional, gerencia una clínica en Medellín, viene a Montería y se lleva a su padre a esa ciudad lo interna en un centro de rehabilitación lo desintoxican, por primera vez, vuelve Amancio a Montería y otra vez cae al hoyo, por segunda vez su hijo viene por su padre se lo lleva para Medellín, en esta ciudad un grupo de religiosos lo empiezan a tratar con oraciones, en los actuales momentos está en el camino de Dios, ya se le ve por las calles de Montería en otro ambiente, tranquilo, charlando a lo bien con todo sus amigos y quien aún lo aprecian, vendiendo unos quintos de loterías, para su sustento diario, eso si cero de todo mal, pero Revista EXPECTATIVA, un día bien temprano lo sorprende orando ante el Cristo, echando la bendición de que Dios no lo abandone nunca del camino del bien, que lo proteja y lo aparte del demonio…es así que Amancio Castro, está en el Camino de Dios. Cuando el ser humano se propone  a salir del mal y tenga voluntad de si misma logra su objetivo, eso si con la ayuda de Dios…Amén.

Textos: ROBERTO CASTILLA ARROYO

Foto: Revista EXPECTATIVA

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