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CARTAGENA-. En el marco de la cumbre de la Cumbre de Medios de Comunicación con los colegas Periodistas Alternativos, entre los delegados que asitieron és Sábado 25 de Octubre 2025 en el centro de Convenciones de Cartagena, el colega y Presidente Nacional de la APIC Asociación  de Periodistas Independientes de Colombia WILLIAM HUNDELSHAUSEEN CARRETERO, en discurso dio a conocer la siguiente Ponencia por el presente y futuro del periodismo colombiana:

«Reciban todos los compañeros, colegas y amigos de esta CUMBRE de periodistas Alternativos, un caluroso y fraternal saludo de parte de la ASOCIACION DE PERIODISTAS INDEPENDIENTES DE COLOMBIA APIC y nuestra adhesión para todas las determinaciones que en bien del gremio y de la salud de la patria, le corresponda tomar, pues estoy seguro de vuestro denodado empeño por sacar adelante el periodismo en el país a costa de saltar los obstáculos que se presenten. En nombre de Junta Directiva Nacional, que represento en este acto y colmados de profunda satisfacción, presentamos a ustedes señores periodistas independientes y alternativos nacionales, hombres libres, de profesionales de las comunicaciones, transformadores hasta cierto punto de las costumbres ciudadana, el más efusivo saludo y desde ya estamos augurándole resultados positivos, pues todos hemos llegado hasta este recinto a propiciar el clima de entendimiento, a servir de tierra fecunda para que estas aspiraciones se cumplan en su totalidad.

La magnitud de la responsabilidad que a todos nos asiste, la identificación que tenemos sobre una convergencia que apunta hacia la plena proyección del gremio, el alto estilo ético que a todos y cada uno de ustedes les caracteriza, el convencimiento pleno y amplio que tenemos sobre la crisis de valores que permiten cada día agravar la tranquilidad ciudadana, no solo nos debe mostrar, sino identificar en los buenos propósitos para engrandecer el periodismo independiente donde trataremos temas de forzoso tratamiento, creemos que es la oportunidad para que aportemos nuestro concurso en revisar las experiencias, elevar las iniciativas, dejar los egoísmos y afrontar monolíticamente los ángulos que nos permitan estar preparados con mentalidad elástica a las innovaciones y retos que nos esperan y hacerlo funcional y practico a fin de que se le pueda brindar protección y garantizarle a Colombia un ejercicio acorde con las circunstancias.

Hoy, cuando nos hemos acercado a recibir el calor de nuestros colegas, a oír con la suficiente aplicación de la mente los planteamientos de periodistas estudiosos y curtidos de los conocimientos sindicales y hacernos ver los errores que a veces cometemos por no estar agremiados. Creo que estamos a tiempo de reparar esas omisiones y por el contrario alinearnos hacia la mejor meta, siempre que la llegada a ella se traduzca en mejores días para la profesión, para los periodistas independientes, para nuestra región y para el país en general, por eso hoy consideramos que tenemos el sagrado compromiso de hacer abstracción de lo sucedido en el pasado, pues no es de hombre inteligente y probos y menos de periodistas abrir cualquier fisura por donde puedan desbordarse cualquier intento de des-unión.

Es absolutamente conveniente que de esta CUMBRE DE PERIODISMO, salgan propósitos alcanzables, materializables porque hay que hacer sentir por todos los rincones de Colombia y el mundo, la influencia de la Unión del Periodismo Independiente, como una agremiación de comunicadores profesionales y trabajadores de la Prensa, dispuestos hacer vanguardia en la solución de los muchos males que padecen las naciones, siempre con el anhelo ferviente de que el curso de la historia del periodismo Independiente, deberá encausarse por senderos de mejor estar para todos los periodistas y trabajadores de la Prensa, todo lo cual redundará en el buen ejemplo y enseñanzas de ustedes para que nos integremos y nos convirtamos en el ejemplo de futuras generaciones de comunicadores sin tener en nuestras filas a personas que se siga

amilanando ante los problemas radicales de los periodistas como lo han hecho otras agremiaciones ante los problemas del gremio y ante los hechos vividos últimamente.

Por eso debemos recordar que los acontecimientos por amenazas de muerte que afectan a periodistas independientes, no son otra cosa que el producto de las situaciones represadas y que hacen explosión sacudiendo las bases fundamentales del sistema democrático, por cuanto la situación ha llegado al tope y los soportes posibles, no aguantan más ante las llamadas amenazantes qué le han hecho personas desconocidas, porque estos en las notas escritas y en los programas de opinión y noticias cuestionan y reclaman de los entes de control que intervengan pronto en una serie de irregularidades que se ha detectado en las administraciones gubernamentales produciendo negros nubarrones de inseguridad social y de orden público que cubren el panorama de Colombia ante la ola violenta y abuso del poder de algunos funcionarios públicos que ya va más allá de lo normal para pasar a lo imposible, situación preocupante que no solamente requiere la acción drástica de las autoridades, sino de la más absoluta colaboración de todos los periodistas independientes del país

Este atentado a la Libertad de Expresión, en todas sus manifestaciones, se moviliza tranquilamente por todo el territorio patrio, con, funcionarios públicos y privados que pagan para que se diga lo que ellos quieran y no lo que verdaderamente están haciendo, cobrando víctimas como nuestros periodistas independientes, que se han dado a la tarea de investigar y destapar el fenómeno de corrupción administrativa en oficinas estatales cuyas demandas está en manos de la Fiscalía, Contraloría y Procuraduría y han puesto de manifiesto el estado terminal a la que han llegado algunas dependencias Departamentales, municipales y Distritales, con la degradación ética y moral de la clase gobernante comprometida con el alto grado de corrupción administrativa que hoy tiene a algunos funcionarios tras las rejas y otros investigados que se han dado el lujo de amenazar a quienes lo tocan o dicen algo de su espectacular aprendizaje de la “Corruptologia: estúdiela y hágase rico”, una facultad para otorgar el título de “corrupto profesional”, aamparados por sus doctrinarios, que trazan todas las estrategias concernientes a elaborar los planes que les permitan cumplir sus objetivos y el de sus “jefes”, incluido el pago de honorarios a abogados que los defenderán en el cortó tiempo que permanezcan en la cárcel, si es que son juzgados y condenados, para luego saciarse en el acto final: el disfrute pleno del dinero robado del pobre don pueblo, y a partir de ese instante son los mártires y los ve pasar orondamente por las calle con una cantidad de líderes, que por supuesto, recibieron su mordida cuando este ocupaba el cargo donde realizo el acto corrupto, aspirando a ocupar cualquier posición en los cuerpos colegiados, patrocinando su futura campaña política con el dinero que se hurto, y que nunca se le pudo comprobar que lo hizo porque así lo determinan la gran mayoría de los que administran Justicia en nuestro país.

Este “modelito” ha sido insertado en las instituciones estatales y atornillado por rosca que están trabajando arduamente para seguir usufructuando de un Estado permisivo que no logra, en su paquidérmico funcionamiento, desterrar el flagelo de la corrupción, por eso hay gobernados que no creen en la justicia golpeada por una montaña de llamadas reformas inadecuadas e improvisadas que confunden y entraban su aplicación, sumando a ello la inexperiencia de muchos de los funcionarios y las funestas acciones de un

matriarcado que deja resultados en los procedimientos penales amen de contar con magistrados y jueces que no cumplen con el deber constitucional, sobre todo en una Colombia sacudida en muchas oportunidades por bochornosos escándalos de corrupción denunciados por periodistas en los que se han visto involucrados funcionarios, que si se les atiende a tiempo se hubiese evitado un detrimento a las arcas municipales, distritales y departamentales y más de un proceso judicial.

De ahí se desprende que la profesión de periodista independiente en Colombia es la más desamparada, tanto a nivel empresarial como estatal, siendo la actividad que mayores enemigos tiene y ofrece toda clase de peligros a quienes la practicamos y desempeñamos el bendito oficio con dedicación responsabilidad y gran patriotismo.

Desafortunadamente el gremio en Colombia y en especial en la provincia viene sufriendo angustiosa división originada por diversos factores que merecen crudo análisis en busca de las verdaderas causas y conseguir superar los defectos que la originan. En cambio tenemos que la división existente produce benéficos resultados al sector patronal que indiferente, puesto que le conviene, indirectamente colabora a profundizar el clima, evitando la toma de conciencia en un sector desprovisto de toda clase de protecciones de tipo laboral y con hondas repercusiones en el orden socio-económico.

La profesión otrora trinchera de libres pensadores y fieles defensores de la democracia, afronta ahora delicado dilema ante la extensa comercialización en los medios de comunicación social amparados, ellos sí, en un sistema indiferente convertido en cómplice de la clase dominante politiquera.

Nuestra profesión cuenta con infinidad de gamas de arribistas deseosos de figurar en el medio y quienes son movidos por propósitos de escalar posiciones ocupacionales y por ende llegar a altos cargos empresariales, políticos y gubernamentales y que por consiguiente no observan interés en la organización del quehacer y mucho menos en su unificación, porque utilizan al periodista y su programa para sus propios intereses.

Al cometido se acercan dirigentes en decadencia que en poco tiempo se recuperan; universitarios desubicados; individuos desocupados; dirigentes cívicos; ahijados cuyos padrinos políticos momentáneamente carecen de poder y en fin toda clase de oportunistas con pretensiones de escampar a crisis de cualquier orden y quienes una vez vencidos los inconvenientes abandonan el ejercicio sumándose al inmenso núcleo de arribistas por conveniencia y el que sufre es el periodista que se utilizó para este fin.

La tarea del Periodista Independiente en nuestro país es encargada por los empresarios y altas esfera de la nación a personas que en muchos casos carecen de idoneidad o simplemente a los recién egresados de las universidades que algunas veces son jóvenes carentes de experiencia y recursos intelectuales que desplazan al verdadero periodista.

Por eso frecuentemente ve uno o escucha en algunos medios de comunicación radial de la Costa, noticias o comentarios que inclusive, pueden afectar en su honra a personas, que luego deben rectificarse, y en muchos casos, a medias, lo que es injusto, porque el mal queda hecho. Bien se dice que de la calumnia algo queda.

No significa lo anterior que los medios, o mejor, las personas que lo manejan, lo hagan intencionalmente. Pero sí, por lo menos con ligereza, sin constatar en debida forma lo que se dice o escribe. Y es tan grave por sus efectos, hacerlo por ligereza, como intencionalmente, en otras palabras, dolosamente. Aunque en muchos casos, quizá en la mayoría, se acepta hacer rectificaciones que, además, es lo correcto ética y legalmente, en el ambiente siempre algo queda flotando en contra de las personas afectadas a raíz del desplazamiento de los veteranos en el periodismo.

El congreso de la República en su sabio entender el 14 de diciembre de año 2002 aprobó la Ley que permite al ejercicio periodístico recuperar el estatus de profesión que había perdido por un fallo de la Corte Constitucional en 1998 que la declaró inexequible la tarjeta profesional para ejercer el periodismo, con lo cual la profesión quedó con el rango de oficio, debido a que los magistrados consideraron contrario a la constitución política la exigencia de la tarjeta.

Pero hoy, gracias a la sabiduría de la Senadora María Isabel Medina, ponente del proyecto, todo periodista deberá ser profesional con título universitario expedido por una entidad reconocida por el Estado, con la cual el Ministerio de Educación reconocerá al profesional, igualmente a los periodistas “empíricos” que han aprendido el ejercicio de la profesión con los años también serán reconocidos. “La norma permite homologar la experiencia mínima de diez años, antes el Ministerio de Trabajo o de Educación Nacional”.

Esto, nos explica que las reinas de belleza no podrán ser periodistas si no son profesionales porque el reinado se convirtió en una facultad clandestina para ejercer la comunicación social y como si fuera poco a todo esto se le suma la desorganización oficial que ha diversificado el encargo de súper vigilar la actividad en los Ministerios de Gobierno, Educación, Trabajo y Comunicaciones, donde ninguno de ellos ha asumido las responsabilidades para tomar riendas en el asunto y poner freno de una vez por todas al ejercicio del bendito oficio cuyos integrantes no quieren entender la necesidad del proceso unitario y poder erradicar el peligro de la división elitista que tanto nos perjudica y que es aprovechada por unos pocos en perjuicio de una clase social convertida en ejercito de desamparados, en cuyas filas el sobrevivir requiere de muchos esfuerzos, tanto personales como hogareños y con riesgo hasta de su propia vida.

Pero la verdadera tragedia del periodismo independiente colombiano se ha producido por la violencia directa ejercida contra los periodistas, por parte de organismos sociales no estatales. El narcotráfico, la guerrilla, los paramilitares y otros tipos de delincuentes (como políticos corruptos y algunos agentes de la fuerza pública) han participado en el hostigamiento, la amenaza o el asesinato de un número elevado de periodistas. En la mayoría de los casos estos crímenes no se han esclarecido en forma adecuada, y las pruebas que precisen la responsabilidad de sus autores y los motivos precisos de los delincuentes no se han recogido. Sin embargo, es evidente que el mayor riesgo proviene de la revelación de actividades ilícitas de grupos corruptos y del ataque personal y nominal a narcotraficantes.

La narración detallada de los incidentes de violencia contra la prensa se ha hecho en varias ocasiones y aquí es pertinente recordar solamente algunos de sus momentos más dramáticos. Entre 1984 y 1990 el narcotráfico trató de silenciar la prensa mediante el asesinato de periodistas de todos los niveles, desde reporteros de la base hasta directivos de alto nivel, como Guillermo Cano, director de El Espectador, asesinado en 1996. Una nueva fase de intensa violencia se vivió en 1995-1998, cuando los paramilitares dieron muerte a periodistas que consideraban simpatizantes o colaboradores, voluntarios o involuntarios, de los grupos guerrilleros: Jaime Garzón es el más conocido de estos. Y desde 1984 hasta hoy, el ejercicio, en las provincias y pequeñas localidades, de un periodismo de denuncia muy polémico y desafiante, ha producido y sigue produciendo, aunque la tendencia ha sido la de una disminución gradual de los incidentes graves, la muerte violenta de algunos periodistas. En resumen, entre 1985 y 2021 unos 270 periodistas fueron asesinados por razones ligadas a su oficio, entre ellos el periodista Orlando Sierra Hernández, subdirector del periódico La Patria de Pereira, “uno de los periodistas más valientes de Colombia, sin pelos en la lengua, de impresionante valor civil para denunciar entuertos y que libró una feroz batalla de muchos años, muy frontal en su columna, que al final le costó la vida, muchos de estos periodistas fueron víctimas de su afán de denunciar las violaciones a los derechos humanos, En el 2020, ocho periodistas fueron asesinados y 23 amenazados, en el gobierno de IVAN DUQUE. Colombia es el tercer más país más peligroso de la región para ejercer la profesión, ubicándose en el continente como el segundo, 618 denuncias por amenazas en diferentes partes de Colombia, cuyos resultados duermen el sueño eteno en los anaqueles de la fiscalía. “Los periodistas asesinados desde el 2016 comparten características similares, por ejemplo, la mayoría de las veces se advirtieron amenazas que no fueron investigadas; las víctimas eran reporteros(as) de medios indígenas o comunitarios, sobre quienes pesa un peligroso estigma; y, ocurrieron en zonas desprotegidas por el Estado. Absolutamente en todos estos eventos la impunidad aparece atravesada de principio a fin. El motor de un ciclo perverso que perpetúa la violencia, impide conocer la verdad y borra la justicia” uno de esos casos corresponde a Clodomiro Castilla, que lleva 15 años de impunidad, El 19 de marzo de 2010 fue asesinado, era el director la revista El Pulso del Tiempo de Montería; y miembro de la APIC CORDOBA, Eustorgio Colmenares Baptista, fundador y director del diario La Opinión; y directivo de la APIC CUCUTA; Hernando Moreno Rangel, asesinado en El Banco Magdalena, Director del periódico Presencia Costeña y Presidente de la APIC SUR DEL MAGDALENA; recientemente fueron asesinados los periodistas Mardonio Mejía, Jaime Vásquez, Jorge Méndez, Steven Fajardo y Edgar Garay, todos miembros de la APIC y así sucesivamente han sido muchos los periodistas de la APIC caídos en esta confrontación en cumplimiento de su deber por informar la verdad .

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Cabe destacar que el 2020 en el fatídico gobierno de DUQUE, fue un año donde la violencia y la falta de libertad de expresión atentaron contra el periodismo. Fue un año que registró asesinatos, el del reportero Felipe Guevara, en Cali, y el de Abelardo Liz, un comunicador indígena de Corinto, Cauca, entre otros. Además de ello, en total se

presentaron 43 agresiones a periodistas, un aumento del 20% respecto a los casos registrados en 2019.

Las regiones en donde más se han llevado amenazas en contra de los comunicadores son Bogotá, Puerto Libertador en Córdoba, Caucasia en Antioquia, Barrancabermeja en Norte de Santander, en Arauca capital, Cauca, Nariño, Putumayo, Norte de Santander, Arauca, Atlántico, Amazonas, Antioquia, Bolívar, Valle del Cauca, Quindío, Caquetá y Córdoba, donde ejercer el periodismo se ha vuelto riesgoso.

Por otro lado, quiero hacer hace énfasis en la crisis que viven los medios, advirtiendo que la autocensura y la falta de recursos hicieron que muchos de los medios del país entraran en crisis lo que hizo que no pudieran seguir funcionando, o absorbidos por la clase política del país para sacar del camino a los periodistas independientes, que tuvieron que abrir portales de noticias para poder sobrevivir, por eso en nombre de la ASOCIACION DE PERIODISTAS INDEPENDIENTES DE COLOMBIA APIC, le pedimos al Gobierno que ayude a las empresas independientes que ellos han abierto para decir la verdad, pues, los medios son importantes en un sistema democrático, y en este gobierno existen muchas promesas para favorecerlos entre ellos la Ley de tercios ETC, ETC.

Respetuosamente,

JUNTA DIRECTIVA NACIONAL

WILLIAM HUNDELSHAUSEEN CARRETERO

PRESIDENTE NACIONAL A.P.I.C.»

 

En la foto  cortesía para Revista EXPECTATIVA aparecen los  colegas periodistas: Adalberto Guerra Hoyos, Alson Hamburgueser, William Hundelshauseeen  Carretero y  Edgar  Franciswco Astudillo Vásqurez.

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