La Ciudad de Montería cumplió 248 años como territorio con historia, cultura e identidad cultural. Ocasión para conmemorar el presente de Montería; una ciudad que, en medio de sus complejidades, nos llena de orgullo a quienes convivimos en ella. Momento oportuno para pensar el pasado y presente construido con esfuerzo y empuje de sus pobladores. Los retos y apuestas por continuar construyendo una ciudad capital que cierre brechas sociales con mayores niveles de inclusión, equidad y progreso social, donde la ocupación y preocupación sean el progreso social y humano. Nuestra ciudad tiene 248 años; construidos con esfuerzo y empuje de sus habitantes; con una posición geográfica privilegiada y un valle fértil bañado por un río que atraviesa esta acogedora ciudad; la que hemos venido integrando de manera sustentable para el desarrollo social y económico. Todo ello permite que nuestra villa soñada posea una localización estratégica, favoreciendo el crecimiento y proyección. Recordemos que Montería fue fundada en 1777 por Antonio De La Torre y Miranda, inició con un crecimiento lento, y sufrió un estancamiento a comienzos del siglo XX, incluso, cuando fue creado el departamento de Córdoba y convertida en ciudad capital. Es así como, en la década de los ochenta, la Ciudad empieza un incremento importante de su población al superar los 150.000 habitantes. Este ensanchamiento ocasionado por migraciones poblacionales de la zona rural, generado por la pobreza de la ruralidad agrícola y el conflicto armado en el sur de Córdoba; a lo que se sumaron las inundaciones del río Sinú en la cuenca media y baja, provocaron grandes desplazamientos. Esta complejidad social evidenció la incapacidad de respuesta de la institucionalidad territorial; precipitando un crecimiento espacial desordenado en la Ciudad; configurándose una ciudad céntrica y otra periférica; que no ha podido integrarse por falta de políticas públicas que garanticen derecho y generen justicia e inclusión social. Esto no quiere decir que se desconozcan sus avances en materia urbanística y de inversión social; aspectos que han sido importantes, pero aún insuficientes. El reto social y humano más importante de la Ciudad, para el presente y futuro, es su integración e inclusión social; para ello, necesitamos que la preocupación y ocupación del liderazgo político sea la dignidad humana y justicia social.
En la actualidad, la ciudad de Montería alberga 531.424 habitantes según el censo del Dane 2025, una pobreza multidimensional en zona urbana del 21.3 %; y en la zona rural del 53.3 %; además, un 18.69 % de NBI y 4.42 % de su población en la miseria; sin embargo, en la zona rural, estos indicadores se incrementan ostensiblemente, señalando un 45.93 % de necesidades básicas insatisfechas NBI y un 14.12 % en la miseria. Igualmente, más del 80 % de su población pertenece a los estratos 1, 2 y 3. Una tasa de desempleo del 9.8 % a diciembre de 2024, la tasa de informalidad de 61.4 %, indicadores de desarrollo humano que han venido interviniendo; pero requieren de políticas públicas progresivas y sostenibles. Estos aspectos han marcado el pasado y presente de la Ciudad; en este sentido, necesitamos un liderazgo inaugural que tenga presente estas realidades históricas padecidas de manera silenciosa e indiferentes; acumulando una deuda social que debe ser la prioridad en términos de Gobierno y políticas públicas en las próximas décadas.
Nuestra Villa Soñada, la llamada «Perla del Sinú», tiene un presente prometedor, de nosotros depende hacerlo posible; una ciudad donde quepamos todos con dignidad, vida buena y justa.