Por Freddy Jinete Daza, especial para nuestros lectores de Revista EXPECTATIVA 44 Años.
Con apenas 22 años, Edgar Rentería debutó en las Grandes Ligas con los Cardenales de San Luis en 1999, iniciando un legado que lo convertiría en uno de los más grandes paracortos en la historia de la franquicia más ganadora de la Liga Nacional.
En el 2003 firmó una temporada histórica, registrando el promedio de bateo más alto para un campo corto en la historia de los Cardenales: .330 (587-194), con 47 dobles, 1 triple, 13 jonrones, 96 anotadas y 100 impulsadas en 157 juegos.
Rentería se consolidó como figura con números que lo ponen en la élite: segundo campocorto con más jonrones (71), más bases robadas (148) y tercero en promedio de bateo, sencillos y extrabases en la historia del equipo.
Su brillo fue tal, que se convirtió en el único jugador de los Cardenales en ganar Guante de Oro y Bate de Plata en una misma temporada, y lo hizo dos veces (2002-2003). Además, fue tres veces elegido al Juego de Estrellas (2000, 2003 y 2004) y obtuvo en tres ocasiones el Bate de Plata como shortstop (2000, 2003 y 2004).
En la Serie Mundial de 2004 ante los Medias Rojas de Boston, fue de los más destacados de los Cardenales con un promedio de bateo de .333, ratificando su condición de leyenda.
Hoy, el mundo del béisbol celebra: Edgar Enrique Rentería Herazo ya tiene su nicho en el Salón de la Fama de los Cardenales de San Luis. El mítico #3 que vistió será retirado para siempre en honor al colombiano que conquistó la historia de la franquicia y el corazón de la afición.