Información para nuestros lectores de Revista EXPECTATIVA 44 Años.

MONTERIA CORDOBA-. El día de hoy Martes 15 de Julio 2025, es una fecha llena de tristeza y dolor al recordar que hace 10 años falleció en esta ciudad un gran ser humano cierbo de Dios, como lo fue en vida el sacerdote o mejor el reverendo padre Luis Alfonso León Pereira, a quien un endemoniado indigente le quitó la vida en el interior de la iglesia del barrio Sucre de esta ciudad, caso insólito reprochado por toda la ciudadanía y sociedad monteríana y cordobesa, al igual que el resto de Colombia.

Como es de recordar al padre Luis Alfonso León Pereira, llegó de Charalá Santander  a predicar la palabra de Dios en Córdoba, donde se fue ganando el cariño, el afecto y el aprecio de cada uno de los cordobeses, hasta se desempeñ+o como Presidente de la Liga de Cicilismo de Córdoba, Rector del Colegio Seminario de Montería, años después fue elegido como alcalde popular por los monterianos, hasta fue torero práctico le fascinaba la fiesta brava, ah en sus ratos libres se dedicaba como médico naturalista, su vocación como hijo de Dios fue la de servirle a todos especialmente a los más necesitados con el mismo ímpetu y sentimiento de un gran ser humano, hoy en varias parroquias de Montería y Córdoba se le estarán realizando actos eucarísticos a su memoria, igualmente estaremos publicando en la presente edición a través de su y nuestra Revista EXPECTATIVA virtual www.revistaexpectativa.com un artículo escrito por el doctor Joaqeuín Canabal Guzmán, titulado:

«EL PADRE LUIS ALFONSO LEÓN PEREIRA UN HOMBRE DE DIOS QUE IRRADIO CONFIANZA Y SERVICIO A LA COMUNIDAD».

Hablar del Padre Luis Alfonso León Pereira, es abrir el corazón para agradecerle a un hombre que dejó huellas imborrables en Montería. Fue un verdadero hombre de Dios, un alma llena de fe, compromiso y servicio, que supo ganarse el cariño de todos por su entrega, su liderazgo y su calidez humana.

El Padre León, fue un hombre de acciones, de hechos concretos. En cada parroquia, en cada rincón donde fue llamado, sembró esperanza, construyó comunidad y proyectó un amor sincero por el bienestar de los demás. Tenía una forma especial de llegarle a la gente, de conectar desde el corazón, con una sonrisa honesta y una palabra oportuna que reconfortaba.

Su fervor por servir lo llevó más allá de los muros de la iglesia. Como alcalde de Montería, amplió su misión de vida, comprometido con mejorar la calidad de vida de su gente. Pero mucho antes ya venía edificando un templo mayor: el del servicio generoso, silencioso y constante.

En el Colegio Seminario Juan XXIII dejó una huella profunda, orientando a los jóvenes con sabiduría y cariño, guiándolos a cumplir sus sueños con rectitud y fe. Fue un sembrador de valores, un ejemplo para todos.

Para la familia Canabal Guzmán, el Padre León fue más que un sacerdote; fue un hermano, un amigo de la casa. Compartía con nosotros sus ideas, sus sueños, y juntos recorríamos caminos para convertirlos en realidad. Mi madre, Judith Guzmán de Canabal, lo acompañaba en misiones a pueblos y veredas, donde con amor celebraba bautizos y llevaba la palabra de Dios a cada rincón. Su vocación también abrazaba la salud del cuerpo y del alma; hablaba de medicina preventiva, y de fuerza mental positiva, y nos enseñaba que cuidar de uno mismo también era una forma de honrar a Dios.

Hoy, quienes tuvimos la dicha de conocerlo, lo recordamos con inmensa gratitud. Su memoria vive en nuestros corazones, en sus consejos, en su ejemplo, en su fe inquebrantable. Fue una bendición para su generación y seguirá siendo una luz guía para quienes seguimos creyendo en un mundo mejor, como él nos enseñó.

Gracias, Padre León, por su vida, por su entrega, y por el amor que nos dejó. Montería siempre llevará su nombre en alto y en el corazón.

Montería, 15 de julio de 2025

Una Semblanza enviada por los hermanos del Padre León titulada: «PADRE LEÓN, SU OBRA Y SU LEGADO»

Hoy 15 de julio de 2025 se cumplen diez años de ausencia del Padre Luis Alfonso León Pereira, quien fue conocido en Montería y en la Costa Caribe como el Padre León. Recordarlo con admiración, amor y gratitud es sentir nuevamente su voz que clama por la cultura ciudadana, por la transformación social, la convivencia pacífica y el aprovechamiento de los dones que Dios nos da. Es traer a la memoria un ser humano polifacético: sacerdote, orador, maestro, formador, ciclista, torero, político y homeópata. Es valorar sus ejemplos de laboriosidad, sencillez, humildad, voz firme, exigencia argumentada, estudio de la Biblia; fidelidad al sacerdocio, coraje, creatividad, resiliencia, valentía y amor a la comunidad, a los familiares, amigos y allegados.

REMEMBRANZA DE SU OBRA

Sacerdote promotor de la fe católica

Durante cuarenta y ocho años de sacerdocio católico fue un: apóstol, que dedicó su vida, sus talentos, sus conocimientos y su salud a atender asuntos religiosos como la Eucaristía, la catequesis, el cuidado de los enfermos, el acompañamiento a las familias en los bautismos y en los duelos, y las visitas a las personas en los campos. Ejerció su ministerio sacerdotal con devoción y dedicación, y se ganó un gran cariño de los feligreses y de la ciudadanía de Montería.

Colaboró en la fundación de varias parroquias y, con el paso del tiempo, ejerció su labor sacerdotal en varias de ellas; durante los últimos años de su vida trabajó para conseguir recursos en favor de la construcción de un Santuario a San Antonio. Actualmente uno de los sacerdotes de la Diócesis está haciendo realidad éste, que fue uno de sus sueños.

Tuvo gran devoción a la Santísima Virgen, especialmente en la advocación de Nuestra Señora de Fátima. Escribió un Anteproyecto para una peregrinación nacional y sugirió la construcción de un santuario nacional con motivo del primer centenario de las apariciones en Fátima.1917- 2017.

La enfermera Mariela Bueno, persona que colaboró en el cuidado de los papás del padre León, a quien también prestó sus servicios de enfermería, escribió: “Después de 10 años de la partida del padre Luis Alfonso León Pereira, a la casa del Padre, sigo recordando que en nuestras conversaciones manifestaba su preocupación por el futuro de la Iglesia y la juventud…Lo recuerdo como un sacerdote orgulloso y feliz de su ministerio; llevaba con orgullo las vestiduras que lo identificaban como ministro de Dios…Generoso, fraternal y caritativo. Algo muy importante es que, en

mi relación con él, como su enfermera y como mi amigo, tengo que decir que fue un hombre honesto, íntegro y respetuoso”.

Sembrador de Cultura Ciudadana

Desde su llegada a Montería buscó enriquecer las costumbres y formas de vida de los ciudadanos con la promoción de comportamientos positivos, el sentido de pertenencia, el cuidado de los espacios públicos, la valoración y conocimiento de los beneficios que se disfrutan por la observancia de las normas; el cuidado de la salud mediante la medicina natural, la autorregulación y la regulación social. Cuando era necesario hacía fuertes observaciones siempre con autoridad. Convencido de la importancia de la sana convivencia, repetía a sus alumnos con el salmista: “Qué bueno y agradable compartir reunidos los hermanos”.

Promotor de la convivencia pacífica

Supo combinar su temperamento fuerte y exigente con la bondad, la comprensión, el humor sano y el espíritu conciliador. Dio ejemplo de la forma de dialogar abiertamente, actuar empáticamente, resolver pacíficamente los conflictos en comunidad y procurar el bienestar de todos. Eso requiere el respeto y apoyo mutuos, la aceptación de las diferencias, la participación de todos y la solidaridad con los más necesitados. Complementó sus ejemplos, predicaciones y enseñanzas con un programa radial informativo y de opinión con el cual contribuía a conseguir la convivencia pacífica.

Partícipe de los procesos políticos

Con propósitos como el de dar ejemplo de servicio a la comunidad mediante un trabajo cívico honrado, intervino activamente en política y, con el apoyo de la ciudadanía de Montería, se presentó a elecciones para la alcaldía de la ciudad, y ganó la elección con una votación copiosa. Dio importancia a la participación del ciudadano para influir en las decisiones públicas y en el gobierno. Desarrolló iniciativas populares interesantes en procura del bienestar de la comunidad.

DETALLES DE SU LEGADO

Sin pretender resumir el legado del Padre León es posible señalar algunos detalles que ustedes, amables lectores, pueden enriquecer desde su experiencia.

Algunos testimonios

Su cuñado Mauricio Drago dice: Conmigo, desde cuando nos conocimos, fue un amigo “cómplice” que nos enseñaba a través de su ejemplo y sencillez.

La señora Leonilde Rodríguez comenta: “Escribo con amor al pastor que nos cuidó, nos guio y hasta regaños nos dio cuando lo merecíamos: “Leito ¿es que no

entiendes? Eso no es así”, me decía ante una equivocación; fue un gran padre para nuestra familia.

Alcides Cogollo, un fiel amigo, a quien los hermanos León Pereira hemos llamado su “escudero”, dio el siguiente testimonio: El Padre León fue una persona muy noble y generosa. A veces no tenía para él y conseguía ayudas para otras personas. La gente lo quería bastante; era amigo del pobre y del rico. En la calle hablaba tanto con el vendedor de frutas como con el doctor. Tenía capacidad de grabar muchas cosas en su memoria. Andaba a pie o en bus urbano. Hablaba en público sin miedo. Fue un sacerdote maravilloso.

La señora Claudia González dio el siguiente testimonio: “Es un gran honor para mí expresar estas palabras sobre un ser tan extraordinario como fue el padre Luis Alfonso León Pereira. Cuando me refiero a extraordinario hago énfasis en su gran calidad humana, su gran corazón y en su admirable inteligencia; énfasis que se queda corto y no alcanza a abracar todo lo que el padre León dejó como su obra y legado, no solo para quienes tuvimos el gran privilegio de contar con su amistad, sino también para la comunidad cordobesa y especialmente para Montería.

El padre fue un ser ungido con mucha sabiduría, dispuesto siempre a servir a los demás; un gran líder religioso que con su aguerrido espíritu luchador, que le hacía honor a su apellido, logró sacar adelante grandes propósitos de un invaluable aporte social en nuestra comunidad, como ser el pionero en la construcción de varios templos religiosos, estar al frente de una institución educativa de gran prestigio, en la que contribuyó a la educación de muchos cordobeses; también llegando a los hogares con su programa informativo y de opinión en la radio, además ayudando a sanar muchos enfermos gracias a sus conocimientos de homeopatía; y por supuesto, el gran aporte al desarrollo de la ciudad de Montería durante su período en la alcaldía. Fue durante su mandato, que mi esposo Jaime Vargas Díaz y yo tuvimos la fortuna de conocerlo y luego honrarnos con su amistad hasta su muerte.

Tengo que agregar que recuerdo cuando relataba anécdotas sobre sus dotes de torero y sus conocimientos de tauromaquia; me sorprendían las capacidades con que contaba el padre León; pero su mayor virtud era la de dejar siempre un buen consejo y varias enseñanzas, sobre todo de tipo académico, a través de las conversaciones que tuvimos en repetidas ocasiones con él en nuestro hogar. Lo considerábamos parte de la familia, con la coincidencia de que el padre y yo cumplimos años en la misma fecha; esto significó que por muchos años contáramos con su presencia en nuestra casa y con el valioso regalo, a primera hora, de su bendición y una bonita oración como regalo de cumpleaños. Regalo que tuve durante varios años y después de su muerte, mi esposo, mis hijas y yo

comentábamos la falta que nos hacía en esa fecha tan especial para celebrarla con él.

Después de su triste partida, sentimos el gran vacío de sus visitas matutinas, en especial porque para Jaime se había convertido en una maravillosa costumbre tomar café en la mañana en la compañía de su gran amigo el padre León y siempre opinando sobre los problemas y temas actuales del país; hoy que ya ninguno de los dos está presente físicamente recuerdo con gran nostalgia y una sonrisa en mi cara cómo en sus grandes charlas querían, entre los dos, arreglar el país en una mañana. Añoro esas buenas tertulias entre estos dos grandes amigos y estoy segura de que las estarán haciendo todas las mañanas en el cielo. Hoy, en su memoria, quiero dar gracias al padre Luis Alfonso León Pereira por sus grandes enseñanzas de vida, que, por supuesto hacen parte de todo lo valioso que atesoro en mi corazón”.

El señor Joaquín Fernando Canabal Guzmán escribió un artículo que tituló: El padre Luis Alfonso León Pereira, un hombre de Dios que irradió confianza y servicio a la comunidad. (Este artículo se publica aparte).

Unas palabras del Padre León

Parte de su legado es la visión del futuro que se puede apreciar en alocuciones como la que pronunció ante egresados del colegio Seminario Juan XXIII: “Mirando hacia el futuro, tenemos que pensar en cambios radicales impuestos por la tecnología y la ciencia misma. Ya tenemos laboratorios electrónicos y operadores automáticos en muchas ramas de la ciencia; las ramas del saber y la pedagogía y la docencia no se pueden quedar atrás. Tendremos que afrontar en el mañana los retos impuestos por el evolucionar inevitable que nos envuelve. Los colegios del mañana se convertirán fundamentalmente en centros de formación humana integral que lleven a los educandos a desarrollar valores espirituales, religiosos, morales, psicológicos, etc, a afianzar la conciencia del hombre de bien”.

Aunque quedan por mencionar muchos aspectos de su vida y su legado, concluimos esta remembranza con unas palabras del mismo padre León: “Ojalá que este esfuerzo y esta voluntad de servicio sean una semilla que caiga en terreno abonado que, regado por la gracia de Dios, produzca frutos de Vida Eterna”.

Julio 15 de 2025

Solo nos reta decir Padre Luis Alfonso León Pereira, descanse en la PAZ de Dios y brille para usted La Luz Perpetua.

Rogamos dar créditos a la Fotos tomadas de Revista EXPECTATIVA.

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