El pasado primero de septiembre, los rectores del Sistema Universitario Estatal sostuvimos en la Universidad de Sucre, con el señor ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación; doctor, Arturo Luna Tapia, una conversación acerca de los retos y desafíos de la ciencia en Colombia; donde reafirmamos que no es posible concebir y generar desarrollo sin la ciencia, que persistir en este divorcio es continuar condenados al subdesarrollo.  Asistimos a un debate público alrededor de la ciencia y la investigación científica; algo que no es nuevo, viene desde hace décadas y ha sido una insistencia de la comunidad científica que tiene como argumento la necesidad de construir una política de Estado relacionada con investigación, ciencia, tecnología e innovación.

En este sentido, el Gobierno saliente constituyó la misión de Sabios que entregó las recomendaciones que el país debe implementar en materia de ciencia e investigación científica y los focos estratégicos en los que Colombia debe volcar todo su esfuerzo científico para avanzar y convertirse en una economía y sociedad del conocimiento; además, los Departamentos del país definieron sus focos estratégicos donde deben centrarse sus esfuerzos en investigación para resolver problemas estructurales que han padecido las regiones. Para ello, el liderazgo de Minciencias en la construcción de política pública en ciencia, investigación e innovación como hoja de ruta en los planes de desarrollo nacional y regional. En este contexto, hacemos especial relevancia a la región Caribe con sus potencialidades y limitaciones para ser pensada, planificada y proyectada desde un enfoque diverso e integral alrededor de sus problemas estructurales; de esta forma, construir un plan de desarrollo soportado en la ciencia, que resuelva dichos problemas en el mediano y largo plazo. El Caribe debe priorizar en una apuesta de desarrollo centrada en asuntos como: agua potable y saneamiento básico, contaminación y degradación de los ecosistemas, acceso a la salud, educación y en especial, acceso a educación superior; de igual manera, vocación productiva de acuerdo con las particularidades de cada subregión, modelo productivo, primera infancia, turismo, biodiversidad, energías renovables, entre otros.

Hemos insistido y continuaremos haciéndolo, que, desde las universidades tenemos la infraestructura científica representada en sus investigadores, grupos de investigación, laboratorios, centros e institutos de investigación en distintas disciplinas científicas. Desde las cuales hemos estudiado y diagnosticado los distintos problemas que padece el país en sus diferentes regiones.  La universidad como centro de pensamiento y producción de ciencia; desde la cual, se piense, impulse y jalone el desarrollo regional y nacional, lo hemos entendido y asumido como nuestro deber ser, como un imperativo científico y moral impostergable. Nuestra misión ha sido acompañar la institucionalidad aportando ciencia, saber y conocimiento para estudiar alternativas de solución. Sin el papel central de la universidad como el ente portador de ciencia, no es posible pensar y mucho menos concebir el desarrollo. Los países que hoy tienen altos niveles de desarrollo humano y bienestar social entendieron y pusieron en marcha esta articulación. Es el momento de que nuestro país actúe en esta dirección. Construir una sociedad del conocimiento.

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