De: Edgardo J. Esquivia Cueter <edgardoesquivia@gmail.com>
Date: Domingo 15 de Agosto. de 2021 a la(s) 20:20
Subject: María Barilla
To: Edgardo J. Esquivia Cueter <edgardoesquivia@gmail.com>

Fotos Autor y archivo de Revista EXPECTATIVA ..Citar la fuente.

Especial para Revista EXPECTATIVA 40 Años.

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Eran las 8:00 de la mañana cuando ingresamos a ese camposanto, todavía se sentía el sereno ligero de una noche de ánimas. La búsqueda dio resultado hoy 2 de Agosto del 2021, después de varios años de persistente  seguimiento.

– ¡Si señor aquí esta ella, la bailadora de fandangos!

responde el sepulturero Jorge Gómez y nos embarga ipso facto, una enorme y a la vez sobrecogedora alegría porque, coincidencialmente hoy en el día de su cumpleaños la encontramos, después de una ardua indagación y varias visitas a tantas álgidas necrópolis. De inmediato, un silencio profundo y a su vez expectante, se apodera de nuestras lenguas al llegar a la tumba de María de los Ángeles Tapias, silencio que abruptamente cambia, para  sacudirnos con una tristeza profunda: ahí yacía ella, en una tumba lúgubre, carcomida por la inclemencia del tiempo, con mucho sucio y desechos a los lados; lo que debía ser  una cruz era un pedazo de yeso partido y su nombre escrito, pero casi inentendible, ya borroso por el pasar de los años, la lluvia y el ardiente sol.

De pronto, me vino a la mente a modo repetitivo las palabras que el Maestro Pablo Flórez le arregló en su obra el “Dolor de María”:

– ¡y yo no la oía, se murió solita!

Pero nosotros si estábamos ahí, no estaba solita y claro, de seguro sus compañeros de tierra se pusieron  celosos por la visita, que inexplicablemente llenó ese espacio antes sombrío, del regocijo que debió sentir con el  afecto que le mostrábamos ante su nicho.

Diligentes salimos a buscar algo, para engalanar esa morada, antes de que el inexorable paso de los años, terminara de borrar su nombre ahí escrito. Procedimos el  sepulturero Jorge, con Dany mi inseparable co-equipera y yo, a pintarla de blanco  y para identificar al menos con pintura negra, el nombre con que ella se hizo conocer: María Barilla.

En este momento y después de tantas indagaciones curiosas, le terminé relatando toda la vida de María al sepulturero y para que se gane unos pesitos sirviendo de guía, porque según me contó, los cada vez más pocos que vienen a visitarla, preguntan si sabe algo de ella. Jorge lanza entonces la siguiente expresión:

– ¡mire, y ni una flor le traen!

– ¡Solo hace veinte años, le trajeron una serenata con una banda y el músico mas viejito, me indicó donde estaba sepultada, lo que después lo reconfirmé con el número de la tumba!

Finalmente, Dany y yo hicimos una oración por su alma y la de todos los que yacen en los sepulcros sombríos, nos marchamos con un sentimiento matizado de emociones, sensaciones e impresiones encontradas, pero con la promesa de un pronto regreso a visitar su recuerdo físico y a honrar su memoria con coronas de rosas en oraciones, por su eterno descanso.

      Epígrafe: “Mientras tanto crece la sombra de un largo recorrido de olvido, la flor de bonche que lucías en tu pecho sigue marchita, esperando que al sonar de un porro te levantes a mover tus caderas y entonces la flor recobre su color también, similar al de tus labios juveniles”.

María de los Ángeles Tapias

2 de Agosto de1887 San José de Ciénaga de Oro –

Julio de 1940 San Jerónimo de los Charcos …Montería Córdoba.

 

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